lunes, 11 de julio de 2011

Sentido y sensibilidad

Domingo por la tarde y estoy aquí plantada viendo Sentido y sensibilidad. Tres horas y pico de película (con anuncios incluidos) en los que la pobre Emma Thompson no para de sufrir por una cosa o por otra... Pensaba que era una de esas romanticonas tipo Orgullo y prejuicio, de amoríos de época de la alta sociedad inglesa, pero de momento a las protagonistas no les ha salido ni una bien. Tendré que esperar hasta el final para ver si las pobres por fin pescan marido, que parece que en esos años era su único objetivo. A la desdichada Emma se le empieza a pasar el arroz (todo un horror) y parece difícil colocarla como dios manda... estoy de lo más intrigada por saber si lo consigue.

No veo una gran diferencia entre estas historias y las telenovelas latinoamericanas, salvo por los peinados y los corsés. Suelen contar la historia de unas hermanas sin muchos recursos; la más joven se enamora perdidamente y es correspondida mientras la mayor no encuentra el amor porque no sabe que ese amigo de la familia menos guapo y ricachón está enamorado de ella en secreto. Al final ella también descubre que le ama (o que no va a encontrar nada mejor) y se funden en un abrazo apasionado, se casan, y fin de la película.

Otra cosa que me llama la atención de estas películas es el empeño que tenían en que las mozas casaderas desarrollaran habilidades como tocar el piano o cantar aburridas canciones, como si casarse fuera una especie de concurso de talentos. Con mi escasez de talento para casi todo, si esa costumbre siguiera vigente no tendría ninguna posibilidad de casarme con un caballero de alta alcurnia y tendría que conformarme con algún mozo de cuadras o algo similar.

En este momento, Hugh Grant acaba de volver para decirle a Emma que no se ha casado con otra como ella sospechaba (qué momento, qué emoción!) y le está confesando su amor (de forma muy educada y comedida). Qué bonito, y eso que ella no sabe tocar el piano, lo que muestra que todavía queda esperanza para las destalentadas como yo. Termina la película con todas emparejadas y hasta con boda ¿se puede pedir más?

Ya he tenido suficiente romanticismo del bueno por hoy. Me voy a la calle, a ver si me encuentro con algún apuesto caballero al doblar la esquina y me invita a conocer a su madre mientras tomamos un té. Siento haberos destripado la película, pero seguro que aunque no hubiera dicho nada, hubierais adivinado el final. Si es que en el fondo, todas somos unas románticas...

1 comentario:

  1. ay que buenoooo, tengo que decir que a mi se me ha súper pasado en arroz y que estoy harta de que me diga "cuando menos te los esperes....." ¿el qué???

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