martes, 8 de marzo de 2011

Misterios informáticos

Desde que se generalizó el uso del ordenador en las empresas ha crecido el número de personas que ante cualquier adversidad (o metedura de pata) responde con frases como “ha debido borrarlo el ordenador” “no sé que ha podido pasar” “yo lo guardé ahí, se habrá movido” (porque todos sabemos que por la noche los documentos se mueven solos para despistarnos), lo que se llaman comúnmente misterios informáticos.  

Sin saber muy bien cómo, me he convertido en la experta en tecnologías de mi departamento, lo que quiere decir que soy la única capaz de localizar rápidamente la tecla suprimir en el teclado y que sé hacer pantallazos, lo cual supone un elevado conocimiento del mundo de la informática en general. Hay que reconocer que el escaso (escasísimo) manejo del ordenador de algunas personas provoca situaciones curiosas, por no decir bastante cómicas.

Hace poco ví a la secretaria de mi jefe escribiendo a máquina unas cartas porque “se apañaba mejor”, bueno, teniendo en cuenta que lleva 40 años en la empresa puedo entenderlo. Lo que no entiendo es el caso de una joven becaria que en su primer día pulsaba de forma compulsiva la tecla enter y sus documentos tenían un aspecto raro, como escritos en verso. Pues resulta que la amiga pensaba que al final de cada línea había que pulsar enter para cambiar de renglón, como en su máquina de escribir. Mi cara de estupor me duró un par de días y sobra decir que no le renovaron las prácticas. En otra ocasión otra compañera, esta vez no era becaria y estaba familiarizada con el ordenador, empezó a leer un documento pegada a la pantalla haciendo gestos raros, cuando le pregunté qué pasaba (porque parecía que intentaba ver un dibujo en 3D) me dijo que la letra de ese word era muy pequeña y no lo veía bien; alguien tenía que haberle dicho que el tamaño de la letra se puede ampliar, pobre.

Pero el mejor de todos, sin duda, es el caso que me contó un amigo informático. Según su historia, una empleada llamó al servicio técnico porque el ordenador “no le hacía caso” y no permitía escribir, solo aparecían espacios en blanco. Bien, cuando el técnico se desplazó a su mesa descubrió que dicha empleada estaba presionando con su pecho (generoso) la barra espaciadora al tiempo que intentaba escribir… bastó con pedirle que se retirara un poco del teclado. El mismo informático me contó también que un directivo llamó por teléfono para resolver una incidencia y el técnico le pidió que presionara control+alt+suprimir y siguió dándole instrucciones. Diez minutos más tarde, y tras varias indicaciones más, el directivo preguntó si podía soltar ya control+alt+suprimir. Que pena no haberlo visto. 

Supongo que hay cientos de historias como estas y no sólo en las empresas (si os cuento alguna de mi pobre madre y sus intentos por manejarse en Internet…). Lo que está claro es que la fama de frikis de los informáticos es inmerecida, lidiando con estas situaciones cada día no me extraña que tengan que imbuirse en su mundo de dragones y mazmorras para no volverse locos.

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