miércoles, 23 de marzo de 2011

Como el perro del hortelano

Ayer estuve hablando con una amiga que se quejaba de que su exnovio tenía una nueva novia que es modelo, es decir, un pibón de categoría. Le pregunté si aún le gustaba él, me dijo que no, ¿entonces? “no sé, pero me molesta, preferiría que fuese fea”.
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Por alguna extraña razón a todas nos pasaría lo mismo y somos capaces de no querer saber nada de algo o alguien hasta que otra persona se fija en ello (y si esa persona es modelo, peor aún). Todos llevamos un pequeño perro del hortelano dentro que ni quiere ni deja querer.

Yo le dije a mi amiga que la entendía perfectamente, que cuando tu ex novio sale con una chica fea solo puedes pensar “pobrecillo, no ha podido olvidarme y se ha tenido que conformar con eso” (he aquí mi vena malvada). Pero ¿y si es guapa? ¿Y si es mucho más guapa que tú? Lo primero que piensas es que seguro que es tonta, pero si encima descubres que no lo es, la estupefacción es mayúscula. ¿Cómo lo habrá conseguido? ¿Habrá desplegado armas amatorias que yo nunca vi?

Luego está la otra cara de la moneda, ¿y si es al revés? ¿Y si la exnovia de tu actual novio es más fea que tú? (ya empieza a ser un lío). Si ves una foto de la exnovia de tu novio y es más fea que tú, se te escapa un “qué mona” mientras se apodera de ti una pequeña risa interna y una enorme sensación de gloria y triunfo.

Pero el síndrome perrohortelanus no se da sólo con parejas y exparejas. ¿No os pasa que en los restaurantes lo que pide el de enfrente siempre tiene mejor pinta que lo tuyo? ¿Será que realmente la tiene o que nos atrae lo que no podemos tener? Creo que es más bien lo segundo, ¿somos envidiosos, egoístas o indecisos? ¿o quizá las tres cosas?

Lo que está claro que las cosas se vuelven más atractivas cuando no son tuyas. Por eso creo que esa frase que dice “no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes” no es cierta, más bien debería decir “no sabes lo que tienes hasta que lo tiene otro”.

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