viernes, 11 de marzo de 2011

Cosas de médicos

Hace poco tuve que ir al traumatólogo por un pequeño dolor en la rodilla (el deporte de élite tiene estos pormenores). No se me ocurrió preocuparme de llevar la ropa adecuada, así que fui en vaqueros y con la ropa interior… digamos que no era de esta temporada. Cuando entré en la consulta y descubrí a un adonis tras la mesa casi me doy la vuelta, pero pude sobreponerme y contarle mi problema. El amable doctor (o el macizo con bata, como prefiráis) me acompañó a una camilla y me pidió que me quitara el pantalón. Lejos de darme intimidad, se quedó apoyado en el marco de la puerta con una sonrisa de medio lado mirando como intentaba quitarme los vaqueros ultra-ajustados sin quitarme nada más. Me pregunté si eso sería legal o me estaría acosando, aunque, fríamente, pensé que quizá no volvería a tener la ocasión de que me acosara semejante maromo.

Algo parecido le pasó a mi compañera Pilar en el fisioterapeuta; iba regularmente a darse un masaje en la espalda, se tumbaba boca a bajo y Alejandro, que así se llama su fisio, le desabrochaba el sujetador muy discretamente. Un día no sé dio cuenta de que se había puesto un sujetador con el cierre en la parte delantera (nunca mejor dicho) y estuvo toda la tarde intentando que alguien de la oficina se lo cambiara. Le habría dejado el mío pero, con mi escaso contorno, lo hubiera llevado “todo” medio fuera, no sé que hubiera sido peor. Me hubiera gustado ver cómo se las ingenió para no mostrar ni un ápice de sus encantos.

Otra anécdota curiosa es la de mi amiga Susana y su ginecólogo. El caso es que se le ocurrió pedirle una mamografía y, dada su juventud, él le recomendó una alternativa. En un folio, boli en mano, empezó a dibujar pequeñas medias lunas mientras decía “teta, teta, teta, teta…” así hasta doce. Luego fue poniendo un punto en cada una de ellas al ritmo de “pezón, pezón, pezón, pezón...”. Tantos años estudiando para terminar dibujando pechos en un papel. El objetivo de todo esto (aparte de dejar a mi amiga ojiplática) era hacerle una especie de “calendario del pecho” para que anotara cualquier cosa rara que se notara, “así conocerás bien tus senos” —concluyó el buen hombre—. Como comprenderá, llevamos muchos años con ellos, como para no conocerlos.

No contento con esta performance, cuando le pidió la receta de un anticonceptivo le recomendó algo mucho mejor: que procreara, porque a sus 29 años los óvulos ya empiezan a escasear y es hora de pensar en ello. Genial, no basta con tu madre, ahora también es tu ginecólogo el que te dice que se te está pasando el arroz. 
En fin, cosas de médicos.

1 comentario:

  1. No hace mucho fui a probar un sitio nuevo para hacerme una limpieza de cara. Durante todo el tiempo que estuve ahi tumbada no dejaba de pensar: "pero que buena es esta chica, se la voy a recomendar a todo el mundo" (empezando por mi novio). Cual fue mi sorpresa cuando al terminar, la persona en cuestión me dió un beso en la frente!. Me levanté todo lo cortada que te deja esa situación, ella que no dejaba de mirarme y mientras me ponia la camisa me dijo: "y vives aqui sola?"...horror!. Me fui un poco perpleja, dudando entre si habia sido un comportamiento desde el cariño o desde el vicio.
    Lo que mas perpleja me dejó es que al comentar este episodio al día siguiente en la oficina, todas mis compañeras, muy convencidas me dijeran que había sido un acto desde el cariño (la susodicha tenía cerca de los 40). Vale que cierro los ojos y me relajo peero de ahí a pensar despertarme dandome un beso en la frente!
    ¿A alguien le ha pasado alguna vez?
    En fin, que sigo dudando si fue una cosa normal, pero mientras tanto, sigo buscando un sitio donde hacerme la limpieza de cara.

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