martes, 13 de septiembre de 2011

Equipamiento deportivo

Después de mucho pensarlo, de darle muchas vueltas y de analizar con realismo el estado de flacidez de mis muslos, por fin me he apuntado al gimnasio. Tenía mis reticencias desde que hace unos tres años decidí matricularme y, pese a que pagaba la cuota religiosamente, no me vieron por allí más de tres o cuatro veces.
Esta vez, sin embargo, estoy mucho más motivada y he decidido entregarme a la causa y darlo todo desde el principio. Para no asustarme le dije a la señorita de las matrículas que me apuntara a partir de la semana que viene, para ir haciéndome a la idea poco a poco...

De momento, y para motivarme a mi misma, he decidido hacerme con un completo equipamiento deportivo. No sabía que era tan complicado hacerse con un atuendo deportivo medianamente decente ¿es necesario parecerme a mi madre (perdona mamá) cuando hago deporte? Me niego a enfundarme en un chándal en el que pantalón y camiseta van milimétricamente conjuntados... Descartada esa opción me he centrado en las mallas ajustadas, que dan un aspecto más profesional, como si llevara toda la vida dando el callo en el gimnasio. El único problema es que estas prendas no dejan nada a la imaginación y me da hasta vergüenza salir así a la calle, y más aún adoptar distintas posturas indecorosas en las máquinas (de tortura) del gimnasio.

En fin, que me he rendido y he tenido que entrar en zara para levantarme el ánimo. En estos casos Amancio Ortega es el único que me comprende. Pero como me parecía feo rendirme a la primera de cambio he vuelto a entrar en la mega tienda del deporte que tenía más a mano y para no irme de vacío he comprado una bolsa de deporte muy mona. Sí,de momento está vacía, pero mejor ir poco a poco, que todavía no he empezado y esto del gimnasio ya me tiene agotada.

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