Hace años una epidemia blackberriana comenzó a extenderse poco a poco por las empresas españolas. Ahora ya no sólo las oficinas están llenas de fanáticos a este aparato sino que nuestros amigos, hermanos, primos y conocidos varios están poseídos por una enfermedad sin cura conocida.

La fiebre de la blackberry también ha conseguido que los jefes piensen que trabajamos 24 horas al dí y si a las 11 de la noche se les ocurre mandarte un mail desde su blackberry más te vale contestar porque si no, al día siguiente te lanzarán una mirada de desaprobación por tu poca implicación con la compañía.
Creo que nadie es tan importante como para no poder desconectar del mundo unas horas. Yo por lo menos no. Y espero no serlo nunca si eso supone no despegar el dedo de la tecla y dar el coñazo a diestro y siniestro sólo para que parezca que estoy de lo más ocupada. Si estás ocupado ponte a trabajar y deja de enviar mensajitos!
Caso a parte son las reuniones en las que de cuatro personas, tres están dándole a la tecla y tú, que llevas tres días preparando esa presentación, te quedas con cara de boba preguntando si sigues o no. O mejor, les mandas un mensaje a la blackberry para que te hagan un poco de caso. Están enfermos.
Absolutamente de acuerdo ¡¡¡
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