miércoles, 7 de septiembre de 2011

Como vivir del cuento y no morir en el intento

Mi situación de máxima pobreza, consecuencia de unas vacaciones a todo tren, ha hecho que desarrolle ciertas habilidades gorronísticas hasta ahora inexploradas. Y es que, en situaciones de emergencia, uno nunca sabe como va a reaccionar. Yo, en lugar de lamentarme y quedarme en casa viendo películas mientras mi vida social se reduce a un “buenos días” con el vecino, he decidido echarle morro y salir a la calle sin temor al momento de pagar la cuenta.

Conseguir vivir del cuento durante todo el mes no es tarea fácil, pero no hay nada imposible. Dejando al margen la opción de comer y cenar todos los días en casa de tu madre, descartada desde el principio, hay que poner en práctica distintas estrategias que nos permitan salir airosas de situaciones comprometidas.

Si las personas con las que hemos quedado no son de una confianza extrema quizá sea demasiado sugerir una invitación, con lo que puedes optar por decir que estás a dieta y que en la carta de ese restaurante casualmente no hay ni una sola cosa que tu nutricionista te permita tomar. Tómate una coca-cola para pasar el rato (seguro que a la coca-cola te invitan tus amigas) y hazte un sándwich de mortadela (o lo más barato que hayas encontrado en Mercadona) cuando llegues a casa.

Pero si sales con amigos de confianza tienes que echar el resto. Es el momento de utilizar trucos como (me he dejado la cartera” poniendo cara de pena total. O “vaya, no tengo efectivo y mi tarjeta se ha estropeado justo hoy”. Con un poco de suerte un alma caritativa se apiadará de ti y te prestará tu parte. Con un poco de suerte antes de navidad te habrás recuperado y podrás devolvérselo.

Otro truco para cenar gratis sin tener que deber dinero a nadie es quedar con amigos solteros, con los que no tengas demasiada confianza (que ya sabéis que da asco) e invitarles a cenar. Los pobres infelices pensarán que tus intenciones son de ligoteo, cuando lo único que quieres es tomar por fin un sushi decente. Cuando traigan la cuenta, puedes quedar muy bien haciendo el amago de pagar a medias, pero cuando él te proponga pagar ni se te ocurra contestar (por si acaso), agradece, sonríe y cada uno a su casa.

Espero que esto funcione porque si no, o me quedo sin amigos o no me compro ni una camiseta en los próximos seis meses, no sé que será peor…

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