martes, 24 de mayo de 2011

Perturbadores del sueño

Esta noche he recibido la visita de un par de molestos inquilinos que en cuanto hace algo de calor empiezan a proliferar por mi habitación. No sé si será por la orientación de la ventana o por el dulzor de mi sangre pero soy blanco fácil de los mosquitos. Lo curioso es que tenía la ventana y la puerta cerrada y antes de acostarme no había vito ni un solo mosquito pululando por mi habitación. Sin embargo, en cuanto apagué la luz y me tumbé en la cama noté el molesto ssssssshhhh cerca de mi oído. Estaba claro, hasta que no acabara con él no podría dormir.

No sé como los mosquitos son tan tontos que pasan cerca de tu oreja para que les descubras. Yo si fuera un mosquito me agazaparía tras el armario y en cuanto escuchara los primeros ronquidos, saldría con el aguijón en alto para ponerme morado y volver victorioso con el resto de mis compinches. A lo mejor les gusta provocarnos y nos están desafiando con sus vaivenes.

A mí me ha faltado poco para entrar en su juego, así que me he levantado y como una alumna aventajada del señor Miyagi me he subido a la cama dispuesta a cazar al visitante. Con una perfecta postura de la grulla, he esperado a que el mosquito de turno asomara el aguijón y en cuanto lo he visto le he dado tal porrazo que he descolgado media cortina, mientras mi “amigo” salía indemne. Primera batalla perdida. Después de diez minutos buscándolo de nuevo, le he descubierto posado en el techo, lejos de la cama. El muy pilluelo debía saber que con mi escaso 1,59 de altura hay ciertas zonas a las que tengo difícil acceso. Pero como los bajitos nos hemos hecho a nosotros mismos, sabemos vencer estas dificultades y he encontrado el arma perfecta para el ataque: un cojín oscuro (que un mosquito aplastado en un cojín blanco no es muy elegante…).

Con la misma cara que Bardem en No es país para viejos (hay que ver el miedo que da el tío) he cogido carrerilla y he saltado desde el borde de la cama como si fuera a conseguir una medalla, he llegado hasta él y le he encojinado. Yo 1 - Mosquito 0.

Hecha polvo por semejante esfuerzo físico a las 2 de la mañana, pero con la satisfacción del trabajo bien hecho, me he vuelto a acostar dispuesta a dormir como un angelito. Sin embargo, dos minutos después por mi oído ha vuelto a pasar el mismo sssshshhhh. ¿Un aliado buscando venganza? ¿Ha resucitado? Dos duelos a muerte en la misma noche son demasiados para mi, así que le he cedido amablemente mi cama y me he mudado al sofá. Una y no más, esta noche estaré preparada.

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