lunes, 28 de febrero de 2011

Mírame y no me toques

Se dice que los españoles somos muy tocones; el otro día concretamente mi profesor de inglés nos comentaba que en España la gente "se toca mucho", nada  que ver con las costumbres británicas. Yo pensaba que no era para tanto pero ayer estuve en un curso con otras 9 mujeres y mi compañera de al lado, una mujer de unos 50 y largos años, me agarraba del brazo constantemente para contarme no sé qué historia de sus hijas, me daba en el hombro para preguntarme dudas y, lo peor de todo, cuando quería enseñarme algo me daba molestos golpecitos en el brazo con la palma de la mano "eh, oye, mira". Ufff... tuve que morderme la lengua para no soltar ningún improperio. No sé si soy especialmente rancia pero reconozco que me incomoda bastante (no lo puedo soportar, vaya) que me toque gente a la que no conozco. 

Hay personas que en seguida se toman la libertad de agarrarte o tocarte sin pararse a pensar que quizá a ti te molesta. Pero ¿cómo se debe reaccionar? Soltar un "no me toques" quizá es un poco duro ¿será que soy una rancia? ¿Habré perdido la sensibilidad hacia el contacto humano? ¿Qué mueve a una persona a toquetear sin parar a sus semejantes? ¿Será una forma disimulada de comprobar si estás en forma? Esto me recuerda a alguna conocida que después de darte un toquecito "gracioso" suele añadir algo como "anda, que blandita estás aquí". Ésta claro que es un truco para comprobar la tersura (o la flacidez) de mis carnes, maldita tocona. 

Pero el colmo de los toqueteadores son esos grupos que se reúnen en algunas calles céntricas para ofrecer abrazos gratis a los transeúntes. Quizá soy una desalmada, pero un grupo de desconocidos acercándose a abrazarme, más que amor me despierta un poco de repelús. ¿Qué mueve a estas personas a ofrecer este tipo de "servicio"? Dicen que la gente necesita recibir abrazos, estoy de acuerdo, pero no de un desconocido al que probablemente no volverás a ver. Como mucho estoy dispuesta a darles la mano, si eso les hace felices. Personalmente creo que no lo hacen por los demás sino por ellos mismos, están tan enganchados al toqueteo que han inventado esta excusa para saciar sus ansias de sobar al prójimo sin levantar sospechas, con el añadido de hacer creer a la gente que están haciendo un bien a la sociedad. A mí no me engañan, puedo ver la desesperación en sus ojos cuando se abalanzan sobre una presa. ¿Será una especie de secta del abrazo y del sobe?

Lo que está claro que hay dos tipos de personas en el mundo: los rancios como yo a los que nos molesta que nos toquen desconocidos (y algunos conocidos también) y los tocones, que ansían el contacto y el roce con el prójimo ¿a cuál perteneces tú?

1 comentario:

  1. Yo también soy rancia!!! No soporto que me toque alquién que no conozco. Y alguno de los que conozco tampoco, jajaja!
    María.

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