lunes, 25 de abril de 2011

Productos de temporada

Esta semana santa he conseguido esquivar las torrijas. La verdad es que no me gustan especialmente pero con tanto bombardeo torrijero es difícil que no caiga alguna. Más aún cuando mi madre se ha dedicado a mandarme fotos por el móvil (por fin ha aprendido) con platos y platos llenos de torrijas para intentar que vaya a verles. Soborno a base de dulce, vaya.

No sé muy bien cómo ni cuándo este dulce se convirtió en un postre típico de semana santa pero si tanto gusta, ¿por qué no se toma el resto del año? Alguna vez se lo he preguntado a mi madre y la respuesta fue algo como "porque no pega". Como comprenderéis su argumento me desmontó por completo. Entiendo que, por ejemplo,  tomar polvorones en agosto es un acto solo para valientes, pero ¿por qué no puedo comerme un trozo de roscón en septiembre o en abril? Creo que está totalmente desaprovechado, con lo bueno que está y sólo un par de días al año para comerlo. ¿Será cosa de los panaderos? puede que sea porque si hay todo el año dejaremos de apreciarlo o algo así y por eso nos torturan teniendo que hacer cola para comprar un roscón con nata el 5 de enero.

En casa de mis padres, sin embargo, se produce un inquietante suceso. Todos los días del año, da igual que sea enero que mayo, puedes encontrar una tableta de turrón en la nevera; eso sí, cada vez de un asabor diferente, que en la variedad está el gusto. Las frutas, verduras y otros prodctos similares pueden tener su temporada y ser más propios de verano o de invierno, pero ¿alguien puede decirme por qué en verano no hay Ferrero Rocher? Creo que es puro marketing y piensan que así echaremos de menos estos bombones en las fiestas en casa del embajador y desearemos que termine el verano lo antes posible para volver a disfrutarlos.

Con tanto hablar de dulces me está entrando hambre. No sé si ir a ver a mi madre por si le queda alguna torrija o exigirle al panadero que me hornee un roscón de reyes, a riesgo de que me tachen de loca por ir en contra de la tradición. ¡Por unos postres libres y atemporales!

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